sábado, 19 de junio de 2010

ECOLOGIA DEL COMPORTAMIENTO


Ecología del comportamiento
Es la ciencia que estudia la conducta animal desde el punto de vista de la evolución. La ecología del comportamiento estudia las implicaciones ecológicas y evolutivas de las estrategias de comportamiento de los animales en situaciones relevantes desde el punto de vista de la teoría de la evolución neodarwinista, también conocida como síntesis evolutiva moderna o teoría sintética de la evolución.
Casi todo lo que hace un animal afecta de diversas maneras a otros organismos. La ecología del comportamiento, que tiene una larga tradición en STRI, es el estudio de estos efectos e interacciones. Algunas de estas interacciones han evolucionado debido a la acción de la selección sobre ambos participantes a través de muchas generaciones. Un ejemplo obvio, y tema de investigación activa en STRI, son las interacciones entre depredador y presa, como el caso de los murciélagos e insectos. La simbiosis, que representa tal vez la cumbre de las interacciones mediadas por el comportamiento, también es otro pilar de la investigación en STRI.
Un ejemplo es la simbiosis entre los higuerones y las pequeñas avispas que en su fase larval se desarrollan dentro de las frutas, donde consumen algunas semillas y luego, como adultos, polinizan estos árboles. No es posible entender las características de las flores tropicales - su tamaño, forma, color, olor y contenido de néctar - sin saber cómo estas características afectan el comportamiento de los diversos animales que las visitan y polinizan. Los conceptos actuales sobre los procesos que gobiernan la diversidad en los bosques tropicales se concentran en la importancia de saber la distancia a que se dispersen las semillas de los árboles progenitores. Las investigaciones de STRI en relación a las interacciones de comportamiento entre frutas, consumidores de frutas y dispersadores de semillas, pueden proporcionar la respuesta.
Algunas interacciones son secundarias y otras eventuales, pero no por ello dejan de ser importantes. Por ejemplo, una lapa que se alimenta de algas en la zona entre mareas puede desalojar larvas de cirrópodo y así liberar a las algas de esta competencia por espacio. Las algas tal vez crezcan mejor, lo cual beneficiaría a la lapa con alimento adicional. Pero esta interacción mutuamente beneficiosa puede ser una consecuencia eventual de la forma en que las lapas se deslizan por las rocas, sin haber evidencia de que un comportamiento especial de desalojar cirrópodos haya evolucionado en las lapas.
La observación cuidadosa de las interacciones de comportamiento puede ayudar a diferenciar los efectos eventuales de aquellos que surgen de una larga historia de coadaptación entre los interactores. Esta información mejora nuestra comprensión de cómo y bajo qué circunstancias las características de comportamiento evolucionaron como adaptaciones para una función específica. A la vez, estos conocimientos pueden ayudarnos a desarrollar métodos efectivos para administrar y conservar los bosques, controlar pestes, o limitar la diseminación de especies exóticas.

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